De caballo agresivo a caballo de paseo
Hace porco os hablaba de Max, un caballo al que iban a sacrificar por agresivo. Os contaba que las personas que vienen a conocerle no se creen que lo es. Y con toda la razón, Max no muestra signos de agresividad en ningún momento pero si le pones el dedo en la boca la cerrará al igual que si le pones un palo, pero este es otro tema, no hemos tenido ningún problema con él.
Según quien lo entregó, el problema lo tiene cuando hay que vacunar o desparsitar, no quiere. Ningún caballo quiere y cada uno adopta una actitud diferente, resignación, miedo, defensa… Pero son actitudes que dedicándole tiempo se pueden subsanar.
A Max le hemos vacunado, desparasitado, recortado los cascos, cepillado, trabajado, paseado… Los caballos que van a convivir con el ser humano necesitan saber comportarse cuando estan con uno, si no es así, vienen los problemas de me muerde, me empuja, no respeta mi espacio… ya no lo quiero, no puedo con él, lo voy a vender…
A ninguno se nos ocurre el por qué no tiene una persona que lo quiera y lo mime, y además, lo eduque y lo trabaje como toca. Al parecer cuando era un potro, sí le dedicaron una educación, incluso en una disciplina deportiva.
Esta educación nos la demostró hace unos días, cando decidimos montarlo. Ya lo habíamos trabajado para que cogiera forma y tocaba dar un paso más. Os dejo un vídeo porque una imagen vale más que mil palabras.
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