La historia de Zen
Hay caballos que caen en buenas manos y caballos que que caen en manos no tan buenas.
Zen es un caballo muy guapo. Cuando lo conocí tenía 6 años y un miedo exagerado a las personas.
Yo era la que le daba de comer, así que empezó a tomar confianza conmigo. La verdad es que es un caballo muy bueno si confía en tí, pero si no, afloraban sus reflejos de huida, con patadas y todo.
Recuerdo una vez, notar el aire del impulso de sus cascos en mi pecho, creo que, si me llega a dar, me envía directa al hospital. Quiero pensar que no quiso golpearme.
Una mujer de visita por España que se quedó con su familia por aquí unas Navidades, experta en caballos, nos ayudó con Zen. Ella trabajaba con Zen, de esa forma tan bonita y apacible que conocen pocas personas.
La idea no era que el caballo hiciera lo que queríamos, sino que lo entendiera.En muy poco tiempo Zen se dejaba cepillar, desenredar el cabello y poner la cabezada. Escribimos este artículo en su momento.
No sé si os podéis imaginar el alivio que sentí cuando empezó a sentir curiosidad por las personas que venían al refugio. El caballo salvaje con manías y miedos no lo quiere nadie, y el refugio no tiene la solvencia como para mantenerlos de por vida.
Zen sigue en el refugio porque, aparte de sus miedos, tiene una cojera que no se curó en su momento, aunque ya está muy recuperado, pero de esto hablaremos otro día, os dejo un vídeo al final.
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